jueves, 26 de marzo de 2020

MASAJE DEL BEBÉ


MASAJE DEL BEBÉ
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Al nacer y durante los primeros meses el cuerpo del bebé mantiene su postura fetal; está en continua flexión de brazos y piernas y los puños cerrados. Gradualmente irá desplegando su cuerpo y controlando el peso de su cabeza. Estira los músculos, abre las articulaciones y aprende a coordinar los movimientos. El masaje es especialmente adecuado durante estos meses de formación. Estimula la coordinación muscular y favorece la flexibilidad, lo que prepara al bebé para desarrollar las futuras destrezas físicas.
El masaje estimula el sistema circulatorio y favorece el ritmo cardíaco, la respiración y digestión del bebé. Para la madre, el tocar y acariciar a su bebé contribuye a la secreción de prolactina, también conocida como la “hormona maternal”, que interviene en la producción de leche y en su capacidad de relajación.

Debéis procurar que el bebé esté a gusto y se mantenga receptivo durante e tiempo del masaje  con el fin de relajarle  por lo que no deben durar más de diez minutos.

Procurar hacerlo todos los días, a una hora en la que el bebé sea receptivo, no tenga hambre o esté irritable. No intentar practicarle el masaje cuando no sea de su agrado. El propósito del masaje es proporcionar un placer mutuo, por lo tanto tenéis que estar concentrados  y prestando atención a las manos. El masaje tiene que ser una experiencia relajante.

Procurar que haya un ambiente relajado antes de empezar Aseguraros de que estáis cómodos y de que no os van a molestar. Importante, descolgar el teléfono. Preparar el ambiente, poner una música tranquila que os ayude a relajaros a los dos. El bebé reflejará la actitud que note en vosotros, por lo tanto relajaros antes de empezar el masaje.

La habitación deberá estar caldeada con una temperatura constante. Preparar una superficie suave y cómoda en la que podáis tumbar al bebé. Asimismo, deberéis tener a mano un pañal o una toalla suave por si fueran necesarios.

Lo mejor es practicar el masaje cuando el niño está desnudo, sobre todo después del baño.

Para reducir la fricción sobre su delicada piel, se puede hacer uso de un aceite templado. Echar la
 cantidad de aceite suficiente para que vuestras manos se deslicen suavemente por el cuerpo del bebé. Empezar con toques ligeros para, posteriormente, ir incrementando gradualmente la presión.
Trabajar desde la cabeza hacia abajo, con manipulaciones ligeras y uniformes y tratando de aplicar un masaje simétrico a ambos lados de su cuerpo. Establecer contacto visual con el bebé durante todo el masaje y hablarle con voz tierna y cariñosa.




En el rostro del bebé se pueden  acumular una gran cantidad de tensiones debidas a la succión, la dentición y el llanto. Estirar primero el labio superior con ayuda de los pulgares como para dibujar una sonrisa en su cara.





Con las manos juntas en el centro del pecho presionar llevándolas hacia los costados. Sin levantar las manos, volver a llevárselas al centro dibujando con ellas un corazón.





Levantarle el brazo y acariciarle la axila varías veces, masajeándole los nódulos linfáticos de esta zona.





Levantar el brazo del bebé y envolverlo con vuestras manos desde el hombro. A continuación mover una mano en dirección contraria a la otra, con movimientos rotatorios desde el hombro a la mano y apretando suavemente mientras realizáis este movimiento.



Acariciar la parte derecha de la tripita en un movimiento único y hacia abajo, como si escribierais una “I”. Dibujar  una “L” invertida que vaya de izquierda a derecha. Ahora dibuja una “U” invertida que vaya de su izquierda a su derecha.

 

Colocar las manos juntas en ángulo recto con respecto a la columna. Mover una mano en dirección contraria a la otra, de izquierda a derecha hasta llegar al cultito. Después repetirlo en dirección a los hombros, y otra vez hacia abajo.



Sujetarle la pierna en vertical. A continuación mover ambas manos en dirección contraria hasta llegar al tobillo, presionando suavemente. Rotar vuestras manos alrededor de las piernas del bebé desde al rodilla al tobillo.










MASAJE ABDOMINAL
Si el bebé tiene aire o muestra malestar debido a la ingesta de aire durante las tomas, por ejemplo por culpa de que el orificio de la tetina no es el adecuado, un masaje abdominal es muy recomendable Una mano cálida sobre el vientrecito del niño conseguirá un efecto tranquilizador. El niño agradece que se le preste atención y, a menudo, eso ya actúa mitigando el dolor. Los movimientos son:




1 Masaje rotatorio: imaginar que el vientre  del bebé es un reloj y desplazar vuestras manos en el sentido de las agujas con una leve presión
2 Masaje horizontal: imaginar  que  vuestras  manos son palas y realizar cortos movimientos desde el ombligo hasta los genitales del bebé.
3 Masaje vibratorio: colocar la palma de vuestra mano sobre el vientre del bebé haciéndola vibrar suavemente.






     APRENDER A GIRAR

Como norma general, un lactante que ha cumplido los cuatro o cinco meses debe haber aprendido a dar vueltas sobre su propio cuerpo cuando está en la cuna. Esta forma de revolverse es un signo importante de buen funcionamiento del sistema nervioso Los padres pueden iniciarle en estos primeros movimientos voluntarios hasta que el ejercicio se convierta en un acto natural. Podéis aprovechar cuando le estéis cambiando, debéis girarlo para acostumbrarle al movimiento.

1
con el bebé boca arriba, colocar los dedos índice y pulgar de la mano derecha bajo la rodilla izquierda doblada del niño y con los demás dedos sujetándole la pierna derecha extendida.






2. Inicia el volteo  hacia la derecha, mientras con la mano izquierda le extendéis el brazo derecho hacia arriba.



miércoles, 25 de marzo de 2020

EL BEBÉ DE 0 A 1 MESES


  
Debéis tener muy presente que es importantísimo el contacto físico con vuestro hijo durante toda la infancia, especialmente durante las primeras semanas de vida. Los bebés desarrollan respuestas comunicativas a experiencias sensoriales desde el nacimiento. Responden cuando se les habla, reconocen a sus padres por el olor y tienen una mirada intensa. Después de nacer, ya reconocen un rostro humano y mueven la cabeza en respuesta al ruido. Nacen con el deseo de hablar y "conversarán" con vosotros si les habláis animadamente, a 20-25 centímetros de distancia de su rostro, donde pueda verlo con claridad. Reaccionará a vuestra sonrisa moviendo la boca, con gestos que pueden interpretarse como de asentimiento, sacando la lengua o moviendo su cuerpo.


    ASPECTO DE VUESTRO BEBÉ
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  * Piel: el recién nacido tiene la piel cubierta por una sustancia blanquecina y grasienta llamada vérnix, que es como una crema natural que protege la piel.

  * Cabeza: el cráneo del bebé está formado por cuatro grandes placas que no están fundidas y son flexibles, lo cual facilita el paso por el canal del parto. Las partes blandas de lo alto del cráneo del bebé, donde los huesos todavía no están unidos, se llaman fontanelas.
Estos huesos no se fusionan por completo hasta los dos años aproximadamente. No se deben presionar las fontanelas ya que es una zona delicada.

  * Ojos: el bebé puede ver con claridad hasta una distancia de 20 a 25 centímetros, pero más allá no puede enfocar ambos ojos al mismo tiempo, lo que quizá le produzca un estrabismo o le haga bizquear. Estos dos estados desaparecerán en cuanto se fortalezcan los músculos oculares (habitualmente en un mes).

  * Cabello: la fina pelusa que cubre el cuerpo de muchos bebés al nacer se llama lanugo, y a menudo desaparece tras el nacimiento.

* Genitales: debido al aumento masivo de los niveles hormonales que la madre experimenta antes de dar a la luz y que a veces pasan a la corriente sanguínea del bebé, esto puede producir un escroto y unos pechos de gran tamaño, y hasta es posible que produzca un poco de leche. Eso no es nada anormal y la hinchazón desaparecerá gradualmente. La niña puede mostrar una vulva o clítoris hinchado y hasta tener un pequeño "período" poco después de nacer.

  Ombligo: el cordón umbilical, húmedo y de color blanco azulado al nacer, se sujeta con pinzas y se corta con tijeras. Sólo queda un trozo corto de cordón que se seca y se hace casi negro en dos a cuatro horas. El muñón se arruga y se desprende en unos siete días, pero el bebé no sentirá ningún dolor.

* Dientes: El primer diente suele despuntar en la encía después de los cinco meses y antes de los ocho. Pero éste es sólo un dato estadístico, ya que hay bebés  que lo echan antes (incluso alguno, rara vez, nace con un diente) y otros más tarde. Ambos casos son normales.
Unas semanas antes de que salga este dientecito, ya se aprecian algunos síntomas que dan inicio al proceso de “erupción dentaria”, que en total dura unos  dos años y suele ocasionar  una gran incomodidad y molestias periódicas a casi todos los bebés. Es normal que la encía se inflame antes de la salida de cada diente de leche. A causa de la sensibilidad en esa zona, el bebé se mostrará durante unos días más llorón e inapetente, se despertará por las noches y querrá morder cosas duras para calmar su dolor. También es normal que su culete esté ahora más escocido, porque su orina es más ácida. La mayoría de las veces, el primer diente brota en la encía inferior.





COMPORTAMIENTO DEL RECIÉN NACIDO.      
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  Reflejo:
  Todos los bebés sanos tienen en común una serie de reflejos que pueden estimularse desde el primer momento. Se trata de movimientos inconscientes que a partir de los tres meses empiezan a ser sustituidos por movimientos conscientes.

* Reflejo tónico cervical asimétrico. Este reflejo se caracteriza por la simetría que aparece en el niño cuando está acostado boca abajo o boca arriba. Como podéis observar, permanece tumbado con la cabeza rotada hacia un lado y los miembros de ese lado tienden a estar extendidos, mientras que los que están en el lado de la nuca suelen estar flexionados. Si rotamos la cabeza en sentido contrario al que está, observaremos cómo los miembros cambian de posición; Los que estaban flexionados se extienden y los que estaban extendidos se flexionan. Alrededor de las 16 semanas sus conductas se vuelven más simétricas.

* Reflejo de la marcha automática.
Cuando un objeto estimula la planta de los pies del recién nacido se produce un movimiento semejante al movimiento que se produce al andar.

* Reflejo de prensión o de Grasping. Al contacto de un objeto en la palma de la mano o cerca de la base de los dedos del pie hace que estos se flexionen y atrapen el objeto.

* Reflejo de Moro. Cuando se produce un golpe seco cerca de la cabeza del recién nacido se desencadena una reacción general, que consiste en la extensión brusca de los brazos para luego volverlos a juntar, la cabeza cae hacia atrás y aparece el llanto.

* Reflejo de enderezamiento estático. El recién nacido extiende las piernas cuando se ejerce una presión en las plantas de los pies.

* Reptar. Tumbado boca abajo, si presionamos la planta de sus pies aparecen movimientos reptatorios, que harán que el bebé se mueva arrastrándose.
  La mayoría de los bebés tiende a reptar, si se les deja en medio de su cuna, reptan hasta encontrar un tope con la cabeza.

* Reacción de apoyo. Manteniendo al niño sentado, sosteniéndole con una mano la cabeza mientras con la otra le damos un dedo que cogerá fuertemente. Si desequilibramos al niño hacia atrás o a un lado observaremos que la cabeza se inclina hacia el lado opuesto para recuperar el equilibrio.

* Reflejo de búsqueda. El niño  gira la cabeza cuando tiene hambre y al contacto de un estímulo cerca de la boca.

* Reflejo de deglución. El niño succiona y deglute al contacto con el alimento.

* Sonrisa social. Aparecen las primeras sonrisas indiscriminadas por estímulos diversos, se dan en muchos momentos: estando despierto, dormido, bañándole, hablándole, comiendo. Estas sonrisas indiscriminadas de los primeros momentos irán tomando poco a poco valores significativos distintos, sonriendo ante miradas placenteras, ante caricias o tonos de voz agradables y es, sobre todo, durante el segundo mes de vida cuando el bebé observa y reacciona a los estímulos que se encuentran en su entorno.