PROGRAMA DE BAÑO
Puesto
que ahora no podemos ir a la piscina, es un buen momento para seguir trabajando
la estimulación sensorial en el baño.
La importancia del baño no radica en sí mismo, sino en el placer que
produce en el niño, la relajación y el hábito a una rutina.
Desde
que nacen es muy importante que acostumbremos a los niños a crear un hábito
para facilitar así su descanso: Baño/cena/dormir.
Es
muy importante que sea un momento de tranquilidad tanto para el niño como para
nosotros, por ello no debemos hacerlo con prisas y evitar las distracciones,
como el teléfono.
Comenzaremos
en bañeras adaptadas donde el niño se sienta seguro y cuando lo consideremos
pasaremos a la bañera grande.
No insistir en bañera grande, mientras
no se acepte de buen grado.
No insistir en posiciones de espalda
prolongadas.
Cuidado para que no entre agua jabonosa
en los ojos.
Precaución de que al niño no le cubra el
agua completamente el cuerpo en un descuido, podría coger miedo.
Evitar abrir el desagüe si este es
ruidoso, mientras el niño permanezca en el baño.
DE 0 A 6 MESES
El
tiempo que pienses dedicarle al baño de tu hijo, procura estar tranquilo, si
estás nervioso, el lo notará y se pondrá nervioso también. Al igual que si
estás enfadado, que el baño no habrá sido de gran utilidad.
Procura
hablarle todo el tiempo e irle describiendo lo que estás haciendo y los objetos
que utilizas para ello. Debes procurar ser expresivo e intentar sonreír. Aunque
no entienda las palabras, poco a poco irá aprendiendo que la gente habla
diferente cuando está alegre, triste, cansado, etc.
Si
coopera durante este tiempo de baño, darle un beso o premiarle de alguna
manera.
Los
primeros días quizás te resulte más cómodo bañarle en un lavabo, donde tú
puedas estar de pie. Es importante sujetarle firmemente, lo puedes hacer
bordeando su cuerpo por la espalda y con la otra mano lo enjabonas con cuidado,
estudiando en todo momento sus reacciones. Es primordial que no trague agua y
que ésta no llegue a los oídos. Lo puedes sujetar de lado, de espaldas, boca
abajo, etc. En la postura que esté más cómodo y tú te sientas más seguro.
El
momento del baño es ideal para estimular la comunicación, podemos cantarle
canciones infantiles, podemos hablarle, imitar los sonidos que emite, hacer
turnos esperando a que responda, imitar sus gestos como sacar la lengua, abrir
y cerrar la boca…
Cuando
lo saques, hazlo con suavidad, no frotes, deja que el paño absorba la humedad.
Previo
al baño o tras el mismo, aprovechando que el niño no tiene la ropa, podemos
realizar ejercicios de estimulación motriz:
Flexionarle las piernas hasta llevar los
pies junto a las nalgas y las rodillas al pecho.
Flexiónale
alternativamente primero una pierna y luego otra, lentamente, imitando el
pedaleo.
Separarle y juntarle las piernas
suavemente manteniéndolas estiradas y levantadas.
Con las piernas estiradas, levantarlas
45º, luego separarlas moderadamente para después bajarlas y juntarlas describiendo
una rotación.
Colocado el niño boca abajo, con las
piernas estiradas y unidas; las manos apoyadas a la altura de los hombros.
Con una mano, controlamos la zona lumbar y glúteos,
mientras que, con la otra, se le cogen los tobillos y se le doblan las
rodillas, acercándole los pies a las nalgas.
Colocando
al niño en la misma posición de partida anterior, se le apoya suavemente una
mano en los muslos y con la otra se le levanta el pecho del suelo de 10 a 20 centímetros.
Se coloca al niño tendido boca arriba en
posición horizontal. Las piernas juntas y estiradas y los brazos estirados a lo
largo del cuerpo.
Con
una mano sujetamos los tobillos y con la otra, la pasamos por debajo de la nuca
del niño y levantamos el tronco hasta colocarlo en posición de sentado.
Colocando el niño en la misma posición
de partida anterior, se le apoya ligeramente una de las manos sobre su pecho y con
la otra se le cogen suavemente los tobillos levantándole lentamente las piernas,
manteniéndoselas estiradas hasta que comiencen a ofrecer algo de resistencia.
Colocado el niño en la misma posición de
partida anterior, se le coge con cada mano una de las suyas.
Levántale los brazos adelante-arriba, hasta formar
un ángulo recto con el cuerpo. Continuar el movimiento hasta que estos estén
alineados junto a la oreja y a continuación volver lentamente a la posición de
partida.
Colocado el niño en la misma posición de
partida anterior, se le coge con cada mano una de las suyas.
Se le extienden los brazos sobre el tablero en forma
de cruz y a continuación se le levantan lentamente hasta formar un ángulo recto
con el cuerpo. Se vuelve lentamente a la posición de partida.
EN POSICIÓN SENTADO:
Ponle
delante diferentes cosas que floten, de color vivo para que las manipule.
Cuando el niño toque o coja cualquiera
de estas cosas, dile el nombre del objeto.
Enséñale a mostrar distintas emociones
con gestos. Por ejemplo, si al patalear o al palmotear te salpica, haz gestos
de sorpresa con las manos levantadas y emitiendo alguna exclamación (¡oh!). Lo
mismo se puede hacer con expresiones de alegría, susto… Pronto aprenderá a
imitarlos.
Puedes poner objetos dentro del agua
(tarritos de plástico, corchos, esponja, etc.) y deja que el niño juegue con
ellos. Esto le servirá para aprender muchas cosas como que algunos objetos van
al fondo (metal), que otros no se hunden (corcho), que el agua se puede meter
en el tarro, que aunque las cosas están situadas en el fondo se siguen viendo, que
el agua cuando se golpea salpica, que la esponja al apretarla debajo del agua
hace pompas, etc.